No sabía mucho qué escribir, en realidad necesito mucho escribir algo que me ayude a relajarme y más que eso, poder compartir con ustedes algo de mi misma..
Hace poco me detuve a escuchar una canción de los Bunkers, y es muy buena, me gusta porque termina con un final fatal. Y bueno, yo algunas veces escribo, porque siento que me libera un poco, y más que eso, amo escribir de cosas extrañas.

Esta es la canción:

Una nube cuelga sobre mi

Quiero saber de una vez

que es lo que ha pasado aqui

yo no supe muy bien

que onda cuando yo me fui

nadie quiso contar

nadie dijo una palabra mas



vamos hablar de una vez

y dejar de especular

pienso que siempre tu

me trataste de engañar

si lo vas a negar

cuanto tengo que esperar



una nube cuelga sobre mi

una nube cuelga sobre mi

parece que no es suficiente



quien disparo sobre mi

nunca lo voy a saber

mi cabeza estallo

no alcanze a pedir perdon

no senti gran dolor

y ahora todo termino



una nube una nube cuelga sobre mi

mis problemas no terminan aqui

parece que no es suficiente



esa muerte ya me viene a buscar

cuando llegue no la dejes entrar

voy a esconderme en el patio de atras



quiero saber de una vez

que es lo que ha pasado aqui

yo no supe muy bien

que onda cuando yo me fui

nadie quiso contar nadie dijo una palabra mas



una mentira ideal

vale mas que una verdad

engañosa y fatal que jamas vas a soltar

un secreto al reves

dime quien lo va a entender



una nube cuelga sobre mi...

una nube cuelga sobre mi

mis problemas no terminan aqui

quien de queda podra ser

nose

talvez deba colgarme de un vez

Mis fuentes de inspiración son, Sui Generi, The Beatles y Fito Páez, siento que con esas

canciones puedo transportarme a otra dimención y poder sacar cosas de mi imaginación.

Muchas veces creo que lo que escribo va a un público depresivo, pero todo lo que creo

es diferente, puedo imaginar algo hermoso y desagradable. 

Me gustaría compartir con ustedes un cuento, que me gustó mucho, se los confío, y espero que nadie se lo robe,
he visto cosas no muy buenas que hacen en internet. POR FAVOR NO LO PLAGIEN.

EL TREN AVANZA

El tren avanza sin detenerse, las mujeres conversan sin preocupación alguna.

La luz del carro parpadea, soy la única que se ha dado cuenta de que algo pasa.

Miro mi reflejo asustado, a través de este, veo a las pocas personas que componen el carro.

Se apaga la luz súbitamente, y luego se vuelve a encender, como si nunca nada hubiera pasado. Sigue el recorrido, el hombre que esta a mi lado lee el diario, vuelvo a mirar en el reflejo del vidrio, llegan luces provenientes de la próxima estación.

Me relajo y suspiro, ya ha pasado todo, a la próxima estación me bajo, me espera el médico a las cuatro en punto, faltan diez minutos para cumplir con la hora señalada por la señorita de dulce voz, con quien hable esta mañana.

Se abren las puertas del tren, entran varias personas, entre ellas dos hombre extraños.

Se cierran las puestas automáticamente y se empieza a mover el carro.

Sé que algo pasa, veo nuevamente por el reflejo, suelto un grito sordo. Una sombra se pasa por fuera del tren. Impresionante ya que camina con sigilo, sabiendo que el tren avanza velozmente, con una rapidez que ningún hombre podría alcanzar jamás.

Siento que esta sombra me mira, luego no oiga nada más. Doy el suspiro mas largo que he dado en mi larga vida.

Al parecer el medico no me atenderá.

El tren avanza sin detenerse. La luz del carro parpadea, soy la única que se da cuenta que algo pasa. Miro mi reflejo asustado. Se apaga la luz y se enciende. Sigue el recorrido, me vuelvo a mirar en el reflejo, llegan luces de la estación. Me relajo, suspiro, a la próxima me bajo, me espera el médico a las cuatro. Faltan diez minutos.

Se abren las puertas, entran dos extraños.

Algo pasa, veo mi reflejo, grito. Una sombra camina fuera del tren. La sombra me mira, luego no oigo nada más. Parece que el medico no me atenderá

El tren avanza sin detenerse. La luz del carro parpadea, soy la única que se da cuenta que algo pasa. Miro mi reflejo asustado. Se apaga la luz y se enciende. Sigue el recorrido, me vuelvo a mirar en el reflejo, llegan luces de la estación. Me relajo, suspiro. A la próxima me bajo, me espera el médico a las cuatro. Faltan diez minutos.

Se abren las puertas, entran dos extraños.

Algo pasa, veo mi reflejo.

Grito.

Una sombra camina fuera del tren. La sombra me mira, luego no oigo nada más. Parece que el medico no me atenderá.

María Isabel Oyaneder Ruiz.